martes, 26 de enero de 2010

Casi dos años


Han pasado casi dos años desde mi ordenación sacerdotal. En el contexto del año sacerdotal, celebrado en honor de San Juan María Vianney, y después de haber peregrinado a Roma, me siento feliz. Orgulloso de ser sacerdote y con temblor en mis frágiles manos ante tan grande misterio que llevo dentro.
He podido conocer grandes hermanos sacerdotes y amigos que me han ayudado. He aprendido a querer la Parroquia que se me confió, fomentando amistad entre mis feligreses, recibiendo de ellos constantes muestras de cariño y grandes enseñanzas.
Hoy, al realizar mi ministerio pastoral, puedo evidenciar lo que ya veía venir en el Seminario: ¡Sin Dios, estamos fritos!
Cúanta falta hace para el ministro de Dios hablar con el jefe, con el dueño y Señor; para recordar que es el rebaño del Señor, son sus ovejas, almas para El. Que todos los cristianos encomienden siempre a sus sacerdotes para que no olvidemos este misterio.

sábado, 5 de enero de 2008

Justicia y perdón: cimientos de la Paz (Homilía para la jornada mundial de la Paz)

Empezamos un nuevo año. ¿Qué sucederá en estos 365 días? ¿Llegaremos al término del año? ¿Se logrará la paz tan deseada a nivel mundial? ¿Qué se necesita para que vivamos en paz?

Como diácono no tengo soluciones técnicas e inmediatas; sin embargo, ofrezco lo que tengo: no oro ni plata, sino a Jesucristo (Cf. Hch 3, 6). Mi convicción más profunda es que Jesucristo es «nuestra Paz».

Desde su nacimiento, es portador de paz, como dicen los Ángeles a los pastores (Lc 2, 14). Declara dichosos a los que trabajan por la paz (Mt 5, 9). Ordena a lo discípulos que lleven la paz a todos lo hogares que visiten (Mt 10, 13). Antes de padecer les deja su paz (Jn 14, 27). Después de su resurrección saluda a los Apóstoles, saluda a los apóstoles con el regalo de la paz (Jn 20, 19.21.26). Todos los que formamos la Iglesia de Jesús tenemos la tarea de continuar su obra pacificadora (Cf. 2Cor 5, 18). Por tanto, nuestra tarea es unir a los que están divididos; convocar a la reconcialición a los que están enemistados; colaborar con aquellos que hacen algo por la paz; invitar a la conversión de los corazones para que se encuentren los caminos de la paz.

Hablando de este tema, en su mensaje de 2005, Juan Pablo II sentó un hermoso principio: «No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón». Entiendo el perdón como «forma particular del amor».

¿Dónde aprendemos los hombres el arte de la paz?¿la vida en justicia?¿el perdón?

Es Benedicto XVI quien nos regala la respuesta a estas interrogantes. Los hombres aprendemos a ser justos y a perdonar en nuestras familia. «La Familia, comunidad de paz» es la afirmación del Papa. Es un buen momento para evaluar qué lenguaje estamos aprendiendo-enseñando en casa: ¿el del amor o el del odio? ¿Son nuestros hogares comunidades de paz? o por el contrario hemos convertido nuestra casa en un campo de batalla?

Que María , la siempre Virgen Madre del verdadero Dios y Señor nos conceda su asistencia en nuestras familias para que convirtamos nuestros hogares en un reflejo del hogar de Nazareth.

Reiniciar el camino


Hola a todos.

El tiempo ha sido el principal enemigo de este servidor los últimos meses. Casi había decidido desistir de esta afición. Pero al iniciar el Nuevo año, pensé más sensato reiniciar el camino. Espero que nos encontremos con frecuencia.
Les aviso que fui ordenado Diácono de la Santa Iglesia Católica el 24 de noviembre de 2007, en mi pueblo natal: Ilobasco.
Este año me incorporaré al equipo formador del Seminario Pio XII, en San Vicente. Pido a Dios la gracia para servir con fidelidad en la delicada tarea de formar en los futuros sacerdotes la Imagen de Jesucristo Buen Pastor.

Feliz año para todos.

miércoles, 29 de agosto de 2007

El trabajo redime, santifica, humaniza...

Hoy tuve la maravillosa oportunidad de trabajar como albañil en una construcción. Y aunque había hecho pequeños trabajos de ese tipo, nunca con tanta intensidad como hoy.
Fue duro e interesante a la vez. Prácticamente estuve toda la mañana compactando tierra y batiendo concreto. El arma: la pala. El resultado: una gran cantidad de ampollas en las manos. Pero lo hice con gusto y sin descansar. Al final el cansancio, el esfuerzo, la tarea terminada y todo el sudor y la suciedad acumulada me hizo crecer.
Pude ofrecer ese esfuerzo como una de las mejores jornadas de oración que he hecho. Lo hice por las intenciones que me ocupan desde hace rato y por mí. Para crecer en una voluntad firme que haga dominar mis pasiones y someterlas a la voluntad de Dios.
En conclusión: el trabjo bien hecho redime, santifica, humaniza.
PD.
También pensé en la terrible experiencia de los pobres albañiles que no son remunerados como debieran, al hacer trabajos tan duros como éste.
Sirvan estas palabras como un homenaje a mi Padre, que trabaja en este rubro y que será siempre para mí el más grande de todos los héroes.

martes, 28 de agosto de 2007

La fugacidad del tiempo


El tiempo es veloz...

la vida esencial.

Han pasado ya ocho meses desde que 2007 iniciara su andadura. La fugacidad de las horas y nuestra contingencia, pues algunos de los nuestros ya no están entre nosotros, me hacen reflexionar sobre la gran dicha de vivir este nuevo "hoy". Vivir a tope, a plenitud, minuto a minuto, con intensidad, es un ritmo vital que no hemos alcanzado. La juventud se escapa de nuestras manos y la dejamos ir sin reparar en ello. Se va, para nunca más volver...

Con tristeza puedo contemplar a muchos que, no teniendo ni una gota de esperanza, desesperan de su fe y de su amor a Dios y se dedican a ver pasar ante sus ojos a muchos que dejan de ser un "don nadie" para convertirse en personas de éxito. Lo dijo Madre Teresa: «No se nos pide que tengamos éxito. Se nos pide que tengamos fe». La fe es la clave de nuestro éxito. La fe nos hace arriesgarlo todo por quien nos lo ha dado todo. Mediante la fe podemos lanzarnos con la seguridad de que el que nos llama, lo hace no como el resultado de una mera terapia psicológica, o como la proyección de nuestro subconsciente, sino como el efecto más noble del más noble de los amores: el divino.

Querido amigo: El Dios que te llama, te ama. Y porque te ama permite que en este tiempo vivas lo que estás viviendo. En la eternidad, junto a Él gustarás lo que ha prometido: salvación y felicidad. Pero esa eternidad ya entró en nuestro tiempo y se llama Eucaristía. La próxima vez que asistas al sacrificio del altar dile a Jesús que no le dejarás...hasta que te bendiga(Cf. Génesis 32, 27). Y así será.

viernes, 3 de agosto de 2007



«Poner calor donde hay tanto frío...¡Qué misión de escalofrío, la que Dios me ha confiado!» (LH)

Es difícil hablar de Dios en nuetros tiempos. Y es aún más dificil acercar a las personas a la fuente de la alegría plena y verdadera: Dios.

Para lo que falta del año, he propuesto a mis hermanos de la Galera impulsar un proceso de Nueva Evangelización que nos lleve a crear Pequeñas Comunidades de fe, que se reúnan una vez a la semana, para compartir la Palabra de Dios. Espero conseguir una conversión radical a Cristo. Debo poner mayor empeño en ello y eso sí.. preparar los materiales. Espero publicarlos todos aquí.


Acepto sugerencias.

martes, 24 de julio de 2007

Acercar por lo menos a un joven a Cristo



Cuando faltaba exactamente un año para la gran celebración con el Papa en Sydney, se nos ha invitado a reflexionar sobre la misión aceptada en el sacramento de la Confirmación: el apostolado. Se trata de comprometerse a llevar la luz de Cristo a todos los jóvenes. Se trata de aquella triste realidad que vivimos a diario con nuestros amigos. Afirma el Papa: «Algunos de ustedes tienen amigos con poco verdadero sentido en sus vidas, tal vez atrapados en una búsqueda fútil por un sin fin de nuevas experiencias».


A través del testimonio de ustedes, pueden ayudarles en su búsqueda por el
Espíritu de Dios. Sean audaces al darles ese testimonio! Hagan un esfuerzo para
extender la luz de Cristo que guía, la cual les dará un sentido a la vida,
logrando que sea posible para todos la felicidad y el gozo duradero.


Creo que es una excelente oportunidad para poder ser testigos del Señor para aquellos que se nos han confiado, nuestros amigos. Ojalá y pudiéramos empezar por lo menos con uno...

Motivación

Motivación
Desde 1996, un faro en mi navegar por el mundo