martes, 28 de agosto de 2007

La fugacidad del tiempo


El tiempo es veloz...

la vida esencial.

Han pasado ya ocho meses desde que 2007 iniciara su andadura. La fugacidad de las horas y nuestra contingencia, pues algunos de los nuestros ya no están entre nosotros, me hacen reflexionar sobre la gran dicha de vivir este nuevo "hoy". Vivir a tope, a plenitud, minuto a minuto, con intensidad, es un ritmo vital que no hemos alcanzado. La juventud se escapa de nuestras manos y la dejamos ir sin reparar en ello. Se va, para nunca más volver...

Con tristeza puedo contemplar a muchos que, no teniendo ni una gota de esperanza, desesperan de su fe y de su amor a Dios y se dedican a ver pasar ante sus ojos a muchos que dejan de ser un "don nadie" para convertirse en personas de éxito. Lo dijo Madre Teresa: «No se nos pide que tengamos éxito. Se nos pide que tengamos fe». La fe es la clave de nuestro éxito. La fe nos hace arriesgarlo todo por quien nos lo ha dado todo. Mediante la fe podemos lanzarnos con la seguridad de que el que nos llama, lo hace no como el resultado de una mera terapia psicológica, o como la proyección de nuestro subconsciente, sino como el efecto más noble del más noble de los amores: el divino.

Querido amigo: El Dios que te llama, te ama. Y porque te ama permite que en este tiempo vivas lo que estás viviendo. En la eternidad, junto a Él gustarás lo que ha prometido: salvación y felicidad. Pero esa eternidad ya entró en nuestro tiempo y se llama Eucaristía. La próxima vez que asistas al sacrificio del altar dile a Jesús que no le dejarás...hasta que te bendiga(Cf. Génesis 32, 27). Y así será.

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Motivación

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Desde 1996, un faro en mi navegar por el mundo