jueves, 31 de mayo de 2007

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

La celebración del sacerdocio de Jesucristo (único, sumo y eterno), nos invita a valorar desde una perspectiva más alta el don del sacerdocio ministerial. Esta valoración pasa por una atenta revisión de los contenidos de la formación sacerdotal; y de la práctica pastoral que cada uno realiza. La tarea encomiable de hacer las veces de Cristo debe provocar una profunda conversión a Él. Esta afirmación de los teólogos de la liberación me parece muy feliz y afortunada: se «exige una práctica para relacionarse con Él: el seguimiento». Y si hemos de dar fe a aquellas sabias palabras: «quien no vive bajo el signo de lo que predica no es digno de credibilidad», me parece y considero oportuno decirlo hoy a los Sacerdotes actuales y futuros: en el momento actual, estamos mal. Debemos ser "misioneros de la alegría, testigos del Señor" con el gozo que nos da la esperanza a la que hemos sido llamados. Pero la realidad es otra: el testimonio- palabra que suena como disco rayado en muchas homilías, pero que todavía no se ha estrenado en el cine de la vida- es, hoy por hoy, una exigencia del clamor popular de muchísimos fieles de la Iglesia de Cristo extendida por el orbe entero.
La fiesta de hoy es una fuerte invitación para ensanchar las fronteras del corazón y abrirse a la universalidad de la fe. Sólo una recta formación teológica -destacando los valores que de ella dimanan-nos puede asegurar un camino seguro en los arrabales de la historia que hoy nos toca vivir...
Quiero ofrecer hoy mi gratitud a aquel amigo sacerdote que me aleccionó grandemente-sin darse cuenta- el día de la elección de Benedicto XVI. Ante tal noticia yo me quedé pasmado. La profunda (un tanto fanática, debo confesarlo, en ese momento histórico) devoción a Juan Pablo II me impedía creer lo que los canales de TV proclamaban alrededor del mundo: Habbemus Papam!. Literalmente quedé petrificado. Buscaba una respuesta para las mil preguntas que surgieron en lo que exista de masa gris en mi cabeza. Mi amigo sacerdote me dijo: «Quizás eso es lo que nos pide Dios en estos momentos de la historia». Claro, esa era la respuesta! Eso es lo que nos pidee Dios a gritos: recta doctrina, Claridad de ideas y sin darle tanta vuelta al asunto...tener cerebro. Dicen que bastan tres dedos de frente para entender la mayoría de problemas que se plantean a diario. Hoy, en el 2007, para ser sacerdote se necesitan 20. Que Dios siga suscitando enmedio de su grey pastores según su corazón.

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Motivación

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