miércoles, 27 de junio de 2007

AGRADECIMIENTOS

Por: José Tomás Cubías Abarca

«Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz,
falaces las experiencias, el juicio difícil»
Hipócrates.

Hace ya 22 años, recibí uno de los más grandes regalos que el ser humano puede recibir: La vida.
Es en ella que he ido acumulando una serie de experiencias, una serie de regalos, de desilusiones, motivaciones, conocimientos y, sobre todo en ella, he llegado a ser todo lo que soy, digo ‘todo lo que soy’ , tanto para mi mismo como para los demás.

Es muchas veces importante el hecho de reconocer lo valiosos que es la vida, no solo cuando se esta enfermo, no solo cuando se pierde a un ser querido, no solo cuando se es feliz; sino más bien en todo momento. El detenernos en los recuerdos de la infancia nos hace recordar que un día fuimos niños, que un día fuimos ingenuos, que un día fuimos censillos, que no éramos lo que somos y que mañana tampoco lo seremos, Sain Exsupéry me lo recordó en su famoso libro El Principito: “Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas” (Cap. I). El detenernos en nuestra adolescencia nos lleva quizá a una de las etapas muchas veces incomprensibles, como se lo dije ya antes a mi amiga Yaneci, “esta etapa de la vida en la cual –la vida- no se si nos empieza a golpear de lleno para madurar o solamente nos golpea”, pero que es la que nos ayuda a formar nuestras relaciones sociales, el conocer y elegir a nuestros amigos, y no es que sólo en tal etapa los conozcamos, sino que son estas las amistades más sólidas que muchas veces experimentamos...
El recordar las inefables experiencias con nuestros amigos, familia, etc., el recordar los momentos en que pudimos a ayudar a alguien, el recordar las palabras tan cortas y humildes que hemos escuchado, pero que han tenido un gran valor y lo seguirán teniendo en nosotros: “gracias”, “eres muy importante para mi”, “no sabría pagarte”, “no sabes cuanto te lo agradezco”, “gracias por escucharme”... Recordemos cuantas otras más... y no sólo eso, sino recordemos que lo que anteriormente cito pues no solamente lo hemos recibido y vivido, no solo hemos sido actores de ello, sino también protagonistas y eso de seguro tiene también su efecto en nuestras vidas.

El traer a nuestra memoria cuantas personas nos tienen confianza, hasta el grado de exteriorizar sus problemas, nos hace recordar que somos alguien en quien se puede confiar –sobre todo si tenemos en cuenta que a pesar del desarrollo de los medios de comunicación nadie tiene tiempo de conversar y ayudar, a pesar de la idiomas que una persona domine, no hay alguno que pueda usar para confiar sus problemas-, el recordar los momentos que tenemos para descansar, nos hace ver que tenemos un poco de tiempo para dar, así como las palabras que decimos demás, nos hacen ver que tenemos tiempo para escuchar, en fin, “¿habrá motivo alguno para pensar que la vida no es hermosa?...”

«Se dice que el tiempo es el mejor maestro, lo malo es que va matando a sus discípulos».
Berilos.

No obstante a lo anterior, también nos damos cuenta que cada día nos vamos sintiendo con menos tiempo para todo, a pesar de lo aprendido en algún momento, en otro ya no nos servirá, el ambiente en el que nos desenvolvemos se vuelve estresante... Los problemas, el trabajo, el estudio, etc., nos roban gran parte de nuestro tiempo, lo peor del caso es que nunca podrá ser este compensado.
Una de las cosas que me hicieron reflexionar hace unos días atrás son las palabras de Robert Fritz citado por Jeff Davidson “El momento más importante de su vida es ahora mismo”. Me hace recordar que si nosotros reconociéramos que éste es el momento más importante de nuestra vida trataríamos de ‘vivirlo’, disfrutarlo hasta el máximo, cabria decir que el momento que sigue también sería el más importante y el otro, y el otro... pero por ahora lo es este, es por ahora que en él puedes optar por dejar de leer este artículo, puedes comer algo, puedes dar un abrazo..., “!ahora!”. “En la vida real nos damos cuenta que la mayoría de veces, aunque vivos biológicamente, no tenemos tiempo para vivir”.

«La mayoría de personas necesitamos in diccionario, una agenda y un reloj. El diccionario para conocer el significado de nuestras palabras, la agenda para no olvidar nuestros compromisos y el reloj para que no se nos olvide la hora ni el momento»

Otro de los hecho que quisiera recalcar son el hecho de el valor que tienen nuestras palabras con relación a quien las escucha, cuando me refiero a ‘palabras’pueden ser escritas o verbales.

¿Por qué hablar de nuestras palabras?.
De acuerdo a los que se dice hoy en día con relación al lenguaje, este nació como efecto de las interacciones sociales de la comunidad primitiva. La intención de adquirir ‘algo’ nos llevan a actuar, ese ‘actuar’ conlleva una respuesta directa por parte de ese algo, el actuar o la ‘acción’ vienen desde adentro, son parte de nuestra ‘voluntad’ y es de ella que poco a poco fue desarrollándose la palabra, el lenguaje, el dialogo. Como sabemos este día a día ha sufrido muchos cambios, lenguas, giros semánticos, conceptos, etc., pero sobre todo ello siempre juega un papel importante la voluntad de querer comunicar, la voluntad que de querer escuchar una respuesta, la voluntad de cerrar una dialogo... Las palabras muchas veces tienen el valor que ni un objeto material podría tener. Un “¡felicidades!”, un “lo siento”, un “¡yo estoy con tigo!”, “¡qué puedo hacer por ti!” se vuelven la companía que necesitamos, la inspiración, el aliento, la fuerza.
Para
ser más explicito con respecto a lo que digo citaré al poeta Salvadoreño Otoniel Guevara:

POHEMA
De verdad nunca importó tu mala ortografía

Si supieras cuánta compañia me hacen tus palabras
Aunque estén detenidas, aunque digan
Cada bez menos cosas
Cuanta ternura cosechan
aunque no biba ni una sola “v”en ellas
aunque hayan haches que huyendo de la horca
se hayan hincrustado a la horilla de hun hadjetibo.

lo importante es que no te detubiste
a pesar de los herrores y eso no les quitó el rostro
el llanto ni el fuego a tus palabras.

A cada uno se le confia ser el artífice de su vida, y de él
depende convertirla en una obra de arte
Juan Pablo II

Con ello quiero agradecer a todos los que recordaron mi cumpleaños y me mostraron su aprecio de una u otra manera, agradezco sus mensajes a mi celular, las postales enviadas a mi e-mail y otra serie de muestras de aprecio, los que no lo hicieron comprendo que existen razones, pero lo importante que todas esas felicitaciones tienen un momento importante y valiosos lugar en el itinerario de mi vida. Espero de mi puedan encontrar lo que en un amigo buscan y pido perdón en las veces que he fallado, en palabras, en acciones y en tiempo a escuchar y las que podré seguir fallando, yo se que son muchas. Pero confió en ustedes amigos, queridos lectores, que ‘juntos, siempre juntos’, podremos hacer de nuestra vida una obra de arte.

PD. Me encomiendo a Dios, y le agradezco también por estos 22 años de vida que cumplí el 21 de este mes, espero también que puedan encomendarme ustedes a Él en sus oraciones. A Él le pido la luz para seguir siempre adelante, aun en los momentos más difíciles, pero se que hasta hoy, aunque lo pareciera, nunca he estado solo; que me regale la sensibilidad, y el ‘carisma’ de servicio que encontró en aquella fiel y servidora mujer, Maria

AMEN.


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Motivación

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Desde 1996, un faro en mi navegar por el mundo